La maracuyá, también llamada granadilla, es una pequeña baya tropical del tamaño de un huevo. Su pulpa fragante contiene numerosas semillas negras pequeñas que constituyen una muy buena fuente de fibra dietética. En la cocina, permite crear platos saludables, coloridos, exóticos y deliciosos.

 

Características de la maracuyá

  • Excelente fuente de fibra dietética;
  • Poder antioxidante;
  • Bajo en calorías;
  • Buena fuente de vitamina C y hierro;
  • Sabor ácido único.

Valores nutricionales y calóricos de la maracuyá

La maracuyá tiene un perfil nutricional único. Con 101 kcal por cada 100g, es una de las frutas relativamente más calóricas. Sin embargo, este contenido calórico debe ponerse en perspectiva dadas las pequeñas cantidades que se consumen la mayor parte del tiempo. La maracuyá contiene poco más del 10% de carbohidratos y casi un 7% de fibra dietética, lo cual es excelente.

Desde el punto de vista de los micronutrientes, es una excelente fuente de hierro y vitamina C antioxidante. Cabe destacar que esta combinación es muy interesante ya que la presencia de vitamina C en el maracuyá aumenta naturalmente la absorción intestinal de hierro, que también está presente en la fruta.

Para 100 g de maracuyá crudo:

Nutrientes: Contenido promedio
Calorias: 101
Proteínas: 2,13 gramos
Carbohidratos: 10,9 gramos
Lípidos: 3 gramos
Fibra dietética: 6,8 gramos
Carga glucémica: datos no disponibles
Poder antioxidante: sí, pero no hay datos exactos disponibles.

 

Micronutrientes que contiene la maracuyá

Entre los nutrientes que contiene en buena cantidad la maracuyá, podemos mencionar los siguientes:

Vitamina C: Buena fuente de vitamina C y hierro;
Excelente fuente de fibra dietética;
Bajo en calorías;
Excelente fuente de fibra dietética
Poder antioxidante;
Sabor ácido único.

 

Los beneficios de la maracuyá

Varios estudios epidemiológicos han demostrado que un consumo elevado de verduras y frutas reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y diversas enfermedades crónicas. La presencia de antioxidantes en verduras y frutas podría jugar un papel en esta protección.

Se han realizado pocas investigaciones clínicas sobre los efectos del consumo de maracuyá específico. Sin embargo, el uso de ciertos suplementos extraídos de la cáscara o del jugo de la fruta ha mostrado resultados interesantes. Aquí están las aplicaciones más prometedoras.

 

Asma

Un pequeño estudio (43 personas) demostró que el consumo regular de un suplemento compuesto de extracto de cáscara de maracuyá redujo los síntomas del asma (reducción de la prevalencia de esputo, tos y dificultad para respirar). Será necesario realizar estudios en un mayor número de sujetos para confirmar la eficacia de este tratamiento.

 

Hipertensión

Las investigaciones han demostrado que un suplemento elaborado a partir de extracto de cáscara de maracuyá fue capaz de mejorar la presión arterial sistólica y diastólica, sin efectos adversos. El suplemento administrado consistió en una mezcla de flavonoides, ácidos fenólicos y antocianinas, compuestos activos de la maracuyá.

 

Salud de las articulaciones

Otro tipo de suplemento, extraído de la cáscara de maracuyá, puede mejorar la función física y reducir el dolor y la rigidez en pacientes con osteoartritis de rodilla. Se cree que los efectos beneficiosos reportados se atribuyen a las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias de la cáscara de maracuyá. Sin embargo, se necesitarán más estudios sobre la eficacia y seguridad de dicho suplemento antes de poder hacer recomendaciones.

 

Cáncer

Los investigadores han observado in vitro que una mezcla de antioxidantes del jugo de maracuyá puede reducir el crecimiento de células cancerosas y aumentar la actividad de una enzima que promueve la destrucción de estas células.

 

Poder antioxidante

La maracuyá contiene varios tipos de antioxidantes, compuestos que ayudan a neutralizar los radicales libres en el organismo y así prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y diversas enfermedades crónicas.

Los principales antioxidantes de la maracuyá son las antocianinas, específicamente la cianidina. Estos compuestos, que son pigmentos, dan un color pronunciado a los alimentos. Se dice que tienen propiedades beneficiosas para prevenir el cáncer (por ejemplo, reduciendo la formación de tumores y reduciendo el crecimiento de células cancerosas). Sin embargo, estas propiedades no se han estudiado directamente en humanos.

Se dice que la piel de la maracuyá y la capa de pulpa justo debajo de ella contienen una gran cantidad de licopeno, un antioxidante de la familia de los carotenoides. Basta con raspar bien la pulpa con una cuchara, llegando hasta la piel, para obtener una buena cantidad de licopeno. A diferencia de otros carotenoides, el licopeno no tiene la capacidad de convertirse en vitamina A en el cuerpo.

Sin embargo, su acción antioxidante tendría efectos beneficiosos sobre la salud, particularmente en la incidencia de enfermedades cardiovasculares y cáncer de próstata. El licopeno se absorbe mejor en el cuerpo cuando el alimento se consume con una fuente de grasa, como nueces o queso. Hasta ahora el licopeno específicamente procedente del maracuyá ha sido relativamente poco estudiado. El tomate y los productos derivados del tomate son las principales fuentes de licopeno en la dieta.

 

Rico en fibra dietética

La cáscara de la maracuyá así como sus semillas contienen fibra insoluble. Estos ayudarían, entre otras cosas, a prevenir el estreñimiento al aumentar el volumen de las heces. En general, una dieta rica en fibra se asociaría con un menor riesgo de cáncer de colon y ayudaría a saciar el apetito proporcionando una sensación de saciedad más rápidamente.

Las investigaciones han demostrado que añadir semillas de maracuyá a una dieta alta en colesterol mejora varios parámetros sanguíneos (colesterol en sangre, triglicéridos) y algunas funciones intestinales en animales. Sin embargo, se necesitan más estudios para determinar si las semillas de maracuyá tienen los mismos efectos en los humanos.

 

Una palabra del nutricionista

Cuando sea temporada alta, no dudes en aprovechar para incluir maracuyá en tu dieta diaria. Para ello, nada más sencillo: basta con añadirlo a zumos, batidos y otros postres a base de frutas. El jugo de maracuyá sin azúcar añadido es otra excelente manera de disfrutarlo el resto del año.

¿Cómo elegir la maracuyá adecuada?

La maracuyá, o granadilla, es una fruta exótica originaria de América del Sur: Paraguay, Brasil y Argentina especialmente. Esta fruta única pertenece a la familia de las Passifloraceae y está disponible en Francia en los puestos del mercado entre octubre y abril, el momento ideal para disfrutarla al máximo.

Tarjeta de identidad de maracuyá

Familia: Passifloraceae;
Origen: América del Sur;
Temporada: Octubre a Abril;
Color: morado oscuro;
Sabor: picante.

Cómo elegir la maracuyá adecuada
La fruta debe ser fragante y pesada en la mano. Su piel debe estar arrugada y ceder ligeramente bajo presión. Las frutas de piel dura, lisa y brillante, que dan la impresión de ser muy frescas, son en realidad inmaduras, poco sabrosas y más bien ácidas. Dependiendo de la variedad el fruto será de color morado o amarillo.

Cuidado con los zumos industriales

El jugo generalmente se mezcla con el de otras frutas. Lea atentamente la etiqueta para asegurarse de que sea jugo 100% natural y no una bebida que incluya azúcar y diversos ingredientes artificiales.

Para una conservación óptima

  • Refrigerador: Si la piel de la fruta no está muy arrugada, déjala madurar a temperatura ambiente, luego pónla en el refrigerador donde se conservará durante 1 semana;
  • Congelador: Coloque la pulpa en una bolsa para congelador o congele la fruta entera. También puedes hacer un coulis o zumo y verterlo en una bandeja de cubitos de hielo.

Cómo preparar maracuyá

En la cocina, la maracuyá es muy apreciada tanto por su color brillante como por su sabor ácido único. Permite crear recetas tan saludables como deliciosas y añade un toque de originalidad que sin duda marca la diferencia.

Una pequeña fruta deliciosa en su estado natural.

La forma más fácil de disfrutar de la maracuyá es cortarla por la mitad y comerla sola, con una cucharadita;

Si no quieres comer las semillas, simplemente pasa la pulpa por un colador.

Cocinar la pulpa de maracuyá

  • En crema: con coulis de maracuyá, huevos y leche se obtiene una crema que constituye un excelente postre;
  • Tritura la pulpa para hacer una gelatina, un sorbete, un granizado, una mousse o un coulis. Este último dará sabor a panqueques, tortas y otros pasteles o a una ensalada de frutas exóticas, por ejemplo, piña, papaya y mango;
  • Espolvorea un pescado o una ensalada con las semillas pequeñas de maracuyá, como lo haces con las semillas de granada;
  • Salsa de postre: añadir la pulpa a una mezcla de jugo de naranja y albaricoques secos, con un poco de miel agregada. Cocine durante unos diez minutos. Licuar, agregar agua y dejar enfriar;
  • En Australia, la pavlova es un postre elaborado con merengue horneado. Este se deja enfriar y se cubre con crema batida (que se puede reemplazar con yogur o tofu batido con miel) y fruta fresca, incluida maracuyá;
  • Cocine la fruta verde y sírvala como verdura.

¿Qué hacer con el jugo de maracuyá?

  • Presionando la pulpa a través de una gasa se obtiene un jugo espeso y almidonado. Se puede diluir con agua o jugo de otras frutas. O bien añadirlo al yogur o a la leche y espesar la mezcla con agar-agar, como se hace en Sudáfrica;
  • Marinar la carne de caza u otra carne en jugo o cubrir la carne con gelatina de maracuyá 15 minutos antes de terminar la cocción;
  • Salsa picante: Reducir el jugo a la mitad antes de mezclarlo con el ajo, el jengibre fresco, el pimiento rojo, los pimientos picantes, el cebollino (o la parte verde de 1 o 2 cebolletas), el comino y un poco de vinagre de sidra.

Historia y anécdotas

El término “passiflora”, que designa la planta, apareció por primera vez en francés en 1808, en el Journal de botanique. Proviene del latín moderno passiflora, de passio (pasión) y flos (flor). Para referirse a la fruta se utiliza más comúnmente la expresión “maracuyá”. El término «grenadilla», que apareció en el idioma en 1598, hace referencia a su parecido con la granada.

Sin embargo, ambas frutas no pertenecen al mismo género o familia botánica y no aparecieron en el mismo continente. La granada probablemente proviene del Medio Oriente, mientras que la maracuyá es originaria de América del Sur. El término «maracuyá», adoptado en francés alrededor de 1975, es una palabra indígena brasileña que también designa a la fruta.

Un poco de historia

El género Passiflora es originario de América del Sur, más precisamente de la cuenca del Amazonas, donde muchas especies aún crecen de forma silvestre. Es una planta trepadora, parecida a una enredadera. A finales del siglo XVI, los españoles descubrieron sus usos culinarios y medicinales entre los indígenas de México y Sudamérica. Trajeron semillas de la planta a Europa, donde fue ampliamente cultivada y se hizo popular como planta medicinal. América del Norte también descubrirá sus propiedades calmantes.

Hasta mediados del siglo XX jugó un papel importante en la medicina, antes de ser reemplazado por medicamentos sintéticos. De las más de 475 especies de pasionarias enumeradas, sólo unas pocas se cultivan a gran escala por sus frutos. Varios otros aún proporcionan excelentes frutas que se consumen localmente. La especie más cultivada es P. edulis, que se produce en todos los países tropicales del mundo. Existe en 2 variedades, P. edulis var. edulis y P. edulis var. Flora.

La primera crece en tierras bajas cálidas y produce pequeños frutos de color púrpura. El segundo prefiere climas más fríos a mayores altitudes y produce frutos amarillos más grandes. Este género botánico despierta mucho interés entre los jardineros aficionados. La mayoría de sus flores son espectaculares y el hábito trepador de la planta cubre los cenadores de los jardines con su abundante follaje.

Los principales países productores de maracuyá son Brasil, Colombia, Ecuador, Perú e Indonesia. La mayor parte de la fruta fresca se consume en el lugar. El jugo concentrado constituye la mayor parte de las exportaciones.

Una fruta simbólica

El nombre de esta planta hace referencia directa a la Pasión de Cristo. Los religiosos que la vieron por primera vez en Sudamérica vieron en la flor el símbolo de las últimas horas de la vida de Jesús. La corona con sus puntas erizadas representaría la corona de espinas. Se dice que los tres estilos son los clavos utilizados en la crucifixión. Los 3 estambres serían las heridas. Los 5 pétalos y los 5 sépalos representarían a los apóstoles, excluyendo a Judas que había traicionado a Cristo y a Pedro que lo había negado. Por último, los zarcillos que permiten a la vid trepar recuerdan a látigos.

Jardinería orgánica

Con un poco de suerte y una buena protección durante el invierno en forma de mantillo, la especie P. incarnata puede cultivarse en el sur de Quebec. En el peor de los casos tendremos flores moradas muy bonitas, en el mejor de los casos, frutos pequeños pero deliciosos. Un seto de coníferas plantado al oeste y al norte ayudará a protegerlo aún más.

Al tratarse de una planta trepadora, es necesario proporcionarle un soporte sólido (poste, postes de madera, cenador). Los tallos probablemente morirán a finales del otoño, pero es posible que las raíces sobrevivan y produzcan nuevos brotes el verano siguiente.

En cuanto a la especie P. edulis, habrá que contentarse con cultivarla en maceta (de unos 30 cm de diámetro), pues requiere temperaturas más suaves. La maceta se sacará durante el verano y se volverá a colocar en otoño, antes de las primeras heladas. Las semillas se pueden tomar de una fruta comercial y sembrar después de retirar su cubierta gelatinosa. Cubrir sólo con una capa muy fina de tierra para macetas, ya que la semilla necesita luz para germinar. La germinación debería ocurrir después de 3 o 4 semanas. Muchas especies de pasiflora se pueden cultivar en interiores por sus flores, cada una más espléndida que la anterior.

Podar la planta en primavera para facilitar su traslado del interior al exterior, pero también para permitir la floración y la fructificación, que se producen en los brotes del año. Fertilice la planta regularmente con algas y extracto de pescado.

Se obtendrán frutos más grandes si se poliniza la planta transfiriendo polen de una flor a otra utilizando un pincel de artista. Lo mejor es recoger sólo frutos muy maduros, es decir, cuando están a punto de caer. Podemos poner una red para recogerlas y evitar que se dañen al caer.

Ecología y medio ambiente

Para defenderse de los insectos depredadores, la pasiflora utiliza diversas estrategias. Una de ellas es secretar heterósidos cianogénicos que, cuando las larvas de los insectos comen las hojas de la planta, se transforman en ácido cianhídrico, un compuesto muy tóxico. Pero la mariposa Heliconius, que obtiene su fuente exclusiva de alimento de la pasionaria, ha conseguido sortear el problema. A lo largo de milenios de evolución, ha desarrollado una estrategia bastante compleja, permitiendo a sus larvas metabolizar heterósidos cianogénicos de tal manera que se vuelvan inofensivos. Pueden pues mordisquear tranquilamente las hojas de una planta que para cualquier otro insecto constituiría un veneno violento.

No importa, la pasiflora ha desarrollado otra estrategia para combatir específicamente las larvas del heliconius. Gracias a unas pequeñas glándulas llamadas “nectarios” situadas en sus tallos y hojas, segrega un néctar que gusta a las hormigas. Estos últimos son también los principales depredadores de Heliconius.

Investigadores de la Universidad de Stanford han descubierto que el uso de insecticidas químicos para controlar las larvas de Heliconius no sólo es ineficaz, sino que paradójicamente parece contribuir a su multiplicación.

Un estudio más profundo de los hábitos de estos insectos reveló que su larga exposición a los venenos de las plantas les permitió adquirir rápidamente resistencia a los venenos químicos. Las hormigas, por su parte, sucumbieron mucho más fácilmente a estos insecticidas. En otras palabras, los insecticidas químicos tuvieron el efecto exactamente opuesto al esperado: mataron a las hormigas depredadoras sin eliminar las larvas de Heliconius.